El caso Kellogg’s
La hojuelas de maíz del tigre Tony y el gallo Cornelio reaparecieron en Venezuela, pese a que el dueño de las marcas cerró su empresa y se fue del país hace más de un año.
La hojuelas de maíz del tigre Tony y el gallo Cornelio reaparecieron en Venezuela, pese a que el dueño de las marcas cerró su empresa y se fue del país hace más de un año.
Mañana, miércoles 12 de junio a las 2 pm, la sala Francisco de Miranda de la Universidad Central de Venezuela será escenario de un foro muy particular: “Kellogg´s ¿Toma o Expropiación?”. Moderará el abogado experto en Propiedad Intelectual Leonel Salazar Reyes-Zumeta, quien con otros 4 especialistas pretenden desentrañar el caso de la multinacional norteamericana que, como se sabe, cerró su fábrica de Maracay y abandonó Venezuela por propia voluntad en mayo de 2018, tras indemnizar a todos sus empleados, pero cuyos productos líderes Corn Flakes y Zucaritas, reaparecieron hace pocas semanas en puntos de venta. Y deben vender bien.
Es de recordar que en mayo del año pasado, al irse Kellogg’s tras 57 años de actividad continua en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro declaró enseguida que el cierre era “inconstitucional”. Y el 7 de junio el gobernador de Aragua nombró a un militar como gerente general de operaciones y administración (Gaceta Oficial 41.414) aunque las famosas hojuelas de maíz no se produjeron masivamente hasta ahora. Se desconoce si la materia prima estaba en las instalaciones.
El mercado venezolano era muy importante para Kellogg´s: es uno de los 18 países donde posee planta propia (en Latinoamérica fabrican también en México, Ecuador, Brasil y Colombia). Sin embargo, por la situación venezolana, la operación local arrojaba pérdidas y los resultados fueron desconsolidados en 2016. La compañía es un gigante que nació en 1898 y 10 años después adoptó su nombre actual: Kellogg´s Food Company. Factura 13.000 millones de dólares en 180 países. Para comparar: Pepsico vende mundialmente 63.000 millones y Nestlé 91.000.
Consultado por PRODUCTO, el abogado Reyes-Zumeta anticipó respuesta a la pregunta del foro de mañana: “no hubo decreto de expropiación sino de ocupación; y ese decreto no afecta a las marcas de Kellogg´s, que de hecho parecen estar siendo usurpadas por los que fabrican hoy los productos”. En los empaques se lee incluso “marca registrada bajo licencia de Kellogg´s Company – Derechos reservados por Kellogg´s Company”, lo que no deja lugar a dudas sobre la propiedad de las marcas y tampoco -se supone- sobre las instalaciones industriales y administrativas, “siendo que no se produjo su expropiación”, repite Reyes-Zumeta. En democracia, la propiedad es uno de los derechos humanos más sagrados. Y aun en ciertas dictaduras: Cuba es respetuosa, por ejemplo, de los temas de propiedad intelectual a nivel mundial. Es que tiene mucho que perder con Partagás y Havana Club, si así no fuese.
Que se sepa Kellogg´s no ha iniciado ninguna acción legal en el país. Y al parecer ha demandado a Venezuela en el exterior, como han hecho otros. PRODUCTO se comunicó con el estudio jurídico que representa a la multinacional pero sus abogados se excusaron: “no tenemos autorización del cliente para hablar con la prensa”. Lástima.
El respeto a las marcas registradas, que en Venezuela debe garantizar el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) es, además de un derecho inalienable, tema reputacional de primera magnitud para empresas y personas. El caso Kellogg’s no registra antecedentes en el país. Quizá tampoco en el mundo, donde habría que buscar con lupa para encontrar algo parecido: un Estado -no ya un particular- usando instalaciones y vendiendo productos de marcas que no le son propias.